
Vamos a mirarnos a los ojos
vamos a ignorar todo el silencio
vamos a inventarnos un futuro
sin pensar en la cruel pausa que detuvo
Vamos a tocarnos libremente
sin miedo a contar las alegrías
vamos a intentar más tonterías
por las calles que tomaron nuestras manos

Fue una mañana cuando el tiempo se detuvo,
dibujando tu sonrisa en el desierto de mi vida
y más que tus palabras divididas
era el verso de tu cuerpo que procuro.

Silencio.
Ese silencio que se posa en mi mente cuando te pienso,
silencio mudo y pesado,
atado y agitado que no me deja dormir.
Silencio del tiempo preciso, mirándome en un precipicio
donde sólo estás tú.
Tormento, recuerdo... Silencio.
Silencio amontonado en los rincones dormidos del recuerdo,
olvidó estancado en tu sonrisa,
reflejos que encandilan en mis días con intensa necedad.
Silencio magullado por el verbo incontrolable de tu nombre,
por la violencia con que atacas mis sentidos,
con tus ojos ya tatuados de ese olvido
que no puedo ya sentir.
Silencio, palabra, sentido.
Olvido que no llega.
Recuerdo que golpea.
Silencio que no escucho.
Palabra que no digo.
Sentido que no vivo. Silencio…

Pedazo imperfecto de melancolía
perdon por los besos encerrados
dibujados, día a día arrinconados
en el tibio abrazo de tu compañía.
Fué más cierto el tiempo hueco
que me puso los pies en la tierra
cambiando mi futuro en guerra
del camino que traspaso entre tu fuego